jueves, 9 de septiembre de 2010

Las Yeguas-Fabrica de Sueños


La cria de los caballos, como empresa económicamente rentable, es una utopía. Por eso mi esposa con ese sentido implacablemente práctico con que están dotas casi todas las mujeres, tiene sentimientos encontrados con respecto a mis caballos, le encanta montarlos, pero protesta con toda razón por lo que nos cuesta mantenerlos. Hace unos días preguntó concierta dulzura socarrona. "¿Y que futuro lo ves a tus caballos?". Comprendí que cualquier respuesta me colocaría en terreno minado, ya que verles futuro para una mente tan pragmática como la de mi mujer que quiere decir una cosa; que produzcan dinero o al menos, que no lo gasten, lo que resulta casi imposible de lograr.

Así las cosas le expliqué una vez más que cada yegua en realidad es una especie de fábrica espiritual cuyo producto terminado son los sueños, los que tienen en el criador de caballos un mercado cautivo siempre insatisfecho, por lo que las utilidades están aseguradas de antemano. Por su parte, los potros y potrancas que nacen cada año son apenas productos marginales de esta maravillosa factoría sublimada. Desde el momento mismo que se selecciona un determinado reproductor para servir una yegua, comienza la fábrica de sueños a trabajar veinticuatro horas diarias, imaginando uno de los fabulosos resultados que arrojará el cruce. Las somníferas utilidades siguen entrando a chorros durante los once meses de gestación de la yegua y luego ingresarán cuantías aún mayores cuando nace el potro, que pensamos será estandarte de su raza.

A partir del evento cumbre del nacimiento, sin embargo, los sueños pueden sufrir un proceso de desmedro a medida que crece el animal, ya que usualmente se va pareciendo cada día más al campeón soñado, por lo que no es raro que termine vendido a pérdida. Pero este descalabro económico se verá resarcido por las verdaderas utilidades, como lo son las anímicas, entrando a chorros por cuenta de nuevos sueños, estos son producidos por otra yegua recién cargada o por alguna potranca o potro prometedores. Sigue girando así el carrusel de las quimeras del criador de caballos, pero con la garantía de que nunca podrá sufrir pérdidas aquel que haya descubierto esta singular fórmula manufacturera.

Mi etérea explicación acerca del proceso fabril de los equi¬nos, naturalmente nunca en diecinueve años he logrado hacer mella en la inmutable lógica paisa de mi mujer, en la que afortunadamente para la familia, priman temas más terrenales, las matrículas y pensiones esco¬lares, las cuentas del teléfono y de la luz, el futuro de los hijos, el sobregiro, las compras de la casa y to¬das las demás reali¬dades de la vida con cuyo catálogo ella suele aterrizar el vuelo de mis fantasías.

Escrito por Pedro Luis Mogollon. Direc.Periodico El Universal-Cartagena.

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